Todas las religiones tienen sus seguidores extremistas que hacen del fundamentalismo su credo y el Islam no iba a escapar a ello ya que no es distinta a las demás. Tal vez debiéramos remontarnos al siglo XII, cuando el grupo ismailí conocido como “asesinos”, mantuvo en jaque al mundo islámico sunní. Pero verdaderamente, el terrorismo yijadista, tal y como lo conocemos, se origina a finales de la década de los cuarenta con la constitución del Estado de Israel y el consiguiente conflicto árabo-israelí del que su primer ejemplo más impactante fue “Septiembre Negro”, el grupo que secuestró y mató a varios atletas en las olimpiadas de 1972 en Berlín, iniciándose en esta década la cuarta oleada u oleada religiosa del terrorismo (David C. Rapoport) debiendo el nombre de terrorismo o terrorista a
Pero
Sería a finales de los años 70 cuando comienza la oleada terrorista actual, la religiosa, recrudecida con la aparición de al-Qaida y sus grupos afines a mediados de los 80.
Los acontecimientos que originaron o facilitaron la instauración de la oleada terrorista actual fueron tres[1]:
- La llegada al poder en Irán del régimen shií del ayatolá Jomeini y su financiación de grupos terroristas en Irak, Arabia Saudí, Kuwait y Líbano, País éste último donde introdujeron la modalidad del terrorista suicida que tanto se ha convertido en una de las señas de identidad del terrorismo yijadista posterior.
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- La inspiración mesiánica y apocalíptica de muchos grupos islamistas actuales puesto que en 1979 se originó el siglo XV musulmán y con él la creencia de que tal vez fuera el de la llegada del Mahdi y el final de los tiempos.
Sin embargo, el 11 de septiembre de 2001 marcó un antes y un después en la reciente Historia actual de la humanidad, de su lucha antiterrorista e incluso del propio terrorismo: se lleva a cabo el atentado más mortífero de
Hoy por hoy, la única organización capaz de llevar a cabo una ola de mega-atentados como el 11-S por todo el Mundo al mismo tiempo, ya no solo por sus medios económicos y técnicos sino por su intencionalidad, programa doctrinal y objetivos, es la red terrorista al-Qaida y adentrarnos en su mentalidad apocalíptica pudiera darnos luz sobre otros posibles atentados que tengan proyectados y que dejarían al 11-S como una mera anécdota.
En ocasiones me han dicho que no se le debe dar importancia a los grupos terroristas porque pudieran crecerse y gracias a ese estímulo seguir atentando. Incluso me han insinuado que no se deben realizar análisis sobre su actividad porque pudiéramos con ello darles ideas. Pero, ¿realmente es lo más sensato mostrarnos indiferentes ante el terrorismo?
A un fenómeno global como el yijadismo hay que darle suma importancia para comprender así todos sus resortes. Es conveniente, desde mi punto de vista, organizar seminarios, congresos y debates a los que asistan miembros de las Fuerzas de Seguridad para exponer sus dudas y hacer así más eficaz la lucha antiterrorista. El mundo universitario y académico está contribuyendo de un modo muy notable en la comprensión de una lacra heredada del siglo XX como es el terrorismo y que mucho me temo continuará y se recrudecerá a lo largo del siglo XXI. Como decía Rohan Gunaratna, autor del libro "Dentro de al-Qaida: red global del terror", el terrorismo yijadista y al-Qaida en concreto son como un panal de abejas que ha sido pateado. "Si lo atacas, ¿qué pasa? Las abejas se dispersan y encuentran nuevas abejas reinas".
Los analistas y expertos en la materia, que los hay y con excelentes trabajos publicados, en ocasiones comprueban como sus estudios e investigaciones caen en saco roto puesto que no se les hace el menor caso. Debido a esto, se va más allá, intentando que los consumidores de esos trabajos de análisis (políticos, miembros de Cuerpos de Seguridad y estudiantes de sociología, ciencias políticas y otras disciplinas, futuros analistas algunos de ellos) abran los ojos ante la amenaza en ciernes y sean por fin conscientes de ella, en toda su magnitud.
Para tomar decisiones acertadas y sobre todo para prevenir un acto terrorista debemos vislumbrar todos los posibles escenarios. Restarle importancia a la organización de Ben Laden es un gran error, pensando que están acabados, que son más nombre que otra cosa, que ladra más el perro que muerde o lo que se nos ocurra decir. Cierto es, basándome en los análisis últimos, que en Irak no las tienen todas consigo pero estoy seguro de que Ben Laden y sus lugartenientes han hecho sus cálculos al respecto y ya se están haciendo fuertes en otros Países[3] como han hecho siempre porque allá donde existan conflictos bélicos y desestabilización social, hay un lugar para al-Qaida y lamentablemente son muchos los conflictos que hay en el Mundo. Aquí tendríamos la primera solución al problema terrorista: una Organización de las Naciones Unidas más fuerte que garantice la paz mundial con el envío de “cascos azules”, no como meros observadores o para proteger a los civiles únicamente, sino incluso para devolver al País en el que se vean obligados a intervenir al sendero democrático y luchar activamente contra elementos terroristas que pudieran refugiarse en esos Estados aprovechando su desestabilización;
[1] Más que oleada religiosa debiéramos conocerla como islamista puesto que es el Islam la religión que más grupos inspira. Nótese que no digo grupos terroristas islámicos sino yijadistas. Aunque suene ridículo, debemos diferenciar, para no ofender a los musulmanes que no se lo merecen; es como si a un vasco, por el simple hecho de serlo, se le considerara terrorista ya que ETA opera sobre todo en el País Vasco y está formada, en su gran mayoría, por vascos y vascas; en su momento, en los años 80, ya se les asociaba y no suponía una satisfacción para los vascos que allá donde fueran se les tratara como terroristas. Hoy en día, me gustaría pensar que esa etapa la tenemos superada pero me temo que está ocurriendo de nuevo, en esta ocasión, con los musulmanes.
[2] Más información, por ejemplo, en el artículo de Michel Chossudovsky, “Pakistán y la guerra global contra el terrorismo”; puede ser consultado en www.globalresearch.ca, 14 de enero de 2008
[3] En febrero de 2004, Ben Laden decía que “Nigeria es uno de los Países más preparados para el Yijad” por lo que podemos intuir que el grupo aparecido en Nigeria denominado “Taliban” esté inspirado de algún modo por los afganos por mediación de al-Qaeda.
Adolfo Estévez
Experto profesional en análisis del fundamentalismo islamista